jueves, 25 de septiembre de 2008

El soberbio serbio

De por qué nadie es como Mihajlovic...


El pie derecho clavado en el suelo y el botín izquierdo dibujando una curva. Soy sincero, de Sinisa Mihajlovic jamás me impactó su prestancia para la marca ni sus esporádicas escapas al ataque. La imagen inicial más clara que tengo del serbio corajudo, que poseía el ímpetu que el entorno bélico de su patria obligaba, es un golazo tremendo con camiseta de Yugolasvia que solo su zurda podía lograr.

El primer mundial que vi con uso de razón fue Francia ’98. Yugoslavia era mi equipo favorito y tal vez eso haya tenido que ver en mi fijación por jugadores de esa nacionalidad. Justamente el día que prendí la tele para ver a Alberto Tejada (sí, Tejada, el árbitro, la única presencia peruana en ese Mundial) el partido era Yugoslavia – Irán.
Sinisa marcaría el único gol del partido y sería tremendo tanto de tiro libre. Casi de casualidad, estaba presenciando el inicio de mi fanatismo por Sinisa.


Fanatismo que se pondría a prueba muy rápido. Al partido siguiente, ante Alemania, Yugoslavia sorprendería a los germanos rápidamente con dos goles. En medio de la algarabía, un instante fatal echaría a perder todo: Michael Tarnat metería uno de sus acostumbrados balazos de tiro y libre y Sinisa, en su intento de bloquear, desvió el balón que terminó al fondo del arco de Kralj. A diez minutos del final empataría Bierhoff y todas los ácidos comentarios terminarian en el 11, antes héroe y ahora villano.

Pasó un buen tiempo para que, gracias a la magia del Winning Eleven, recordara al yugoslavo de la prodigiosa pegada. En 2002 jugaba para la Lazio tras desligarse de la Sampodoria y tuvo su mejor etapa. Los tiros libres para él eran penales. Solo él era capaz de anotar tres goles de tiro libre en un partido.


Nunca pude pegarle como Sinisa: soy derecho y ni con la mayor de las osadías pude alcanzar la técnica de su pie mágico. Solo guardo de él la predilección por esa camiseta 11, que a la vez es recuerdo de su paso como delantero. Se retiró en el Inter, donde casi con el trote de un ex jugador, aún infundía temor cuando tenía una balón. Así se fue, con gloria, hasta dándole al Inter la Copa Italia con un tiro libre, y así se fue ahora del Inter ante la dimisión de Roberto Mancini y la llegada de Mourinho. Te fuiste, pero no de mis mejores recuerdos de tu pie izquierdo. Gracias, Miha.

PD. ¿Alguién le podrá pegar mejor que él alguna vez?


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